miércoles, febrero 27, 2019

Verano





Cuatro golpes a la puerta, secos, duros, certeros, ese fue mi buenos días en esa oscura mañana. Llevo cuatro años aquí encerrado, la gente no sabe lo que pasa, me ven salir al patio a tomar el sol con mi sonrisa obligada, mi silencio lo atribuyen a mi edad, jamás me miran a los ojos, creen que soy un caso perdido, soy parte del paisaje vecinal, los gatos no se acercan, miro las aves y el tiempo pasar. Siento el llanto a borbotones agolparse en la última curva, a milímetros de salir, lo contengo todo lo que puedo, es una licencia que no quiero tomar, jamás lo entenderían, no hay explicación que valga. Debo apretar la bisagra de la ventana antes de invierno. Hay que aceitar la máquina antes que la humedad termine de dañarla, alguien podría necesitarla. No olvidar que debo cavar el hoyo en el patio.  Hay que educar mientra se pueda. Debo dormir por lo menos 5 horas de corrido. Debo aprender a preocuparme menos, es muy simple, después de 40 años debo saberlo. Debo comer sólo con cuchara.
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