jueves, octubre 20, 2005

Cicatriz


Llegamos hasta su departamento pasada la medianoche, era un lugar amplio, a la antigua usanza, decorado en un estilo muy sencillo pero evocador, con grandes claros y oscuras esquinas donde preparar el amor. Era primera vez que pisaba ese sitio, aunque a ella la había conocido profundamente mucho antes; me pareció el escondite perfecto para un superhéroe con doble personalidad o para un prófugo de la justicia, un poco de ambos tenia ella.
Primero nos recostamos en la alfombra, conversamos un poco, trivialidades acostumbradas, y empezaron sus paseos, primero a buscar vino y copas, luego un cenicero, después puso música, Fito. Aproveché cada uno de sus paseos para admirarla, era como si dios la hubiese puesto ahí sólo para demostrarme de una vez por todas su existencia. Comenzó por desvestirse lentamente, como jugando al misterio, me di cuenta que tenia una gran cicatriz en su muslo izquierdo, pero no me atreví a comentarlo por miedo a sacarla de su absoluta concentración. Empecé acariciando su cabello, dispuesto de tal manera que su punta rozaba sus rodillas, ella parecía absorta, aunque creo que estudiaba todos mis movimientos para aprobarme, mas llegó inevitablemente el momento en que mis dedos correspondieron sobre su cicatriz, al principio me pareció un poco dura, pero al volver a tocarla descubrí su suavidad. Debía tener unos quince centímetros de largo en completa rectitud, aunque en el borde que llegaba a su entrepierna tenia una leve torcedura apuntando la cadera, se notaba que había crecido con ella, mas no podría precisar su antigüedad, bueno, tampoco la de ella. Al sentir mis dedos en su muslo izquierdo ella comenzó a balbucear frases ininteligibles, cada vez jadeando de manera más sabrosa, llegó a tal extremo que tuve que cubrir su boca con mi mano por miedo a despertar a sus vecinos. Cuando por fin dejó de jadear cayó en un profundo trance que hizo estériles todos mis esfuerzos por reanimarla. Corrí despavorido con la firme idea que había muerto de felicidad, pero eso no lo sabría apreciar un juez y sería yo culpado de sabe dios que barbaridad.
Nunca la volví a ver, aunque llevo años buscándola, inútil sería ir por ella a su departamento, ella se fue de ahí el último día en que le vi, y no creo que vuelva a pisar ese sitio en el resto de su vida( o de su muerte).

5 Comments:

Blogger Ricarda said...

Me quedé boquiabierta, con los ojos abiertos de sorpresa. Como dirian los españoles "¡Que gran relato, joder!".
Lo felicito, lo felicito!!

Clap, clap..

21 oct 2005, 9:53:00 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

Risueña o sarcástica, como dices, estará aguardándote la esperanza; solo que no te hundas en el frio espacio para que cuando llegue a tu encuentro, te halle a ti no solo risueño,sino también dispuesto a realizar todos y cada uno de tus ahnelados sueños.
(Parte de tu relato hizo que se dibujara una sonrisa en mi rostro, como señal de una esperanza)
QUE BUENOOOO!!!

23 oct 2005, 5:34:00 a.m.  
Blogger Francisca Westphal said...

espectacular!!! y fue verdad o no? por que tal vez hasta puedes poner avisos en las calles...

27 oct 2005, 2:41:00 p.m.  
Blogger Ricarda said...

Puerto Varas!. Si tu desconoces cómo es que llegaste hasta ahí, imagínate como quedé yo!... Soy un gran signo de interrogación.

Gracias por la locura que se le genera al leerme (bueno, gracias o desgracias... tú entiendes), vuelvo pronto a escribir, solo necesito un tiempo para ordenar algunas cosillas.

Mientras tanto, nos leemos, nos comunicamos, nos comentamos...

Salud y buen regreso.
(A ver si logras descubrir que te llevó por allá)

27 oct 2005, 10:14:00 p.m.  
Blogger Unknown said...

Y usted lleva tanto tiempo privandonos de estos magnificos relatos? Avanti querido amigo!!!

30 oct 2005, 11:53:00 a.m.  

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